Antes de su estreno en la Competencia Oficial Argentina del Bafici 2025, el director Darío Mascambroni reflexiona sobre Lo deseado, su tercera película. Más que una historia, el filme representa en sí mismo un acto de resistencia. “Filmarla ya significaba decir algo importante”, sostiene el realizador, quien destaca la importancia de seguir adelante en un contexto en el que la labor de la creación está bastardeada.
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Su cine, de una marcada sensibilidad, fue reconocido en diversos festivales en el mundo. Con Lo deseado no solo reafirma esa búsqueda estética, sino que también reivindica el acto de filmar como respuesta.
En Lo deseado, tres personajes, en diferentes momentos de sus vidas, se enfrentan a un anhelo común: la posibilidad de recuperar el tiempo perdido.
Elda (Eva Bianco), la mayor, carga con un pasado doloroso que la atormenta. Agustín (Pedro de Tavira Egurrola), en cambio, es un hombre errático, atrapado en una constante incertidumbre. Emma (Liz Correa), la más joven, no siente todavía la necesidad de cambiar el pasado, pero sí busca sanar heridas abiertas. El deseo de cada uno se materializa en un misterioso amuleto que, junto a ciertos elementos de la naturaleza, introduce una sutil cuota de realismo mágico en la narración.
“Teniendo en cuenta el deseo y el perdón, porque la película también habla de aprender a perdonar e incluso de poder perdonarse a uno mismo, la narración se sostiene sobre la construcción y profundidad de sus personajes”, detalla.

“Lo deseado”, en diálogo con toda la obra de Mascambroni
Para Darío Mascambroni, “el diálogo entre lo estético y lo actoral se vuelve fundamental. Si lo pienso como una continuidad de mis películas anteriores, Lo deseado mantiene el espíritu del drama familiar y profundiza en vínculos heridos. Es una película que, a quien le guste, será porque podrá conectar con sentimientos y sensaciones mucho más que con lo estrictamente narrativo”.

“Me interesa que la película haga sentir, que evoque ciertas emociones, que conecte desde los sentidos, mucho más allá de cualquier lógica planteada desde una trama, puntos de giro y esas cuestiones más formales de guion. Si bien hay una línea argumental que incluso coquetea un poco con algunos géneros, lo que me gustaría sobre todas las cosas es poder conmover al espectador”, cierra Mascambroni.